Hace 10 años, habilité con una gran ilusión mi primer curso de Mindfulness. Ya que este mes se cumple una década del inicio de esta aventura, me pareció oportuno compartir algunas reflexiones sobre el origen de este espacio.
El nacimiento de Mindfulness Paraguay fue fortuito, pues hasta 2013 estaba viviendo en Sudáfrica con mi familia y la intención era quedarnos allá hasta que pasaron varios hechos que nos llevaron a tomar la decisión de regresar. Luego de 4 años de vivir en la ciudad de Pretoria volvimos a finales de 2013. Con una familia que mantener y cuentas que pagar, me vi ante la necesidad de generar ingresos, por lo que empecé a ofrecer mi primer curso de Mindfulness. Creo que esta decisión estuvo influenciada por mi ingenuidad de aquel entonces pues pensaba que esto iba a funcionar. Hoy sé que las cosas pueden o no despegar, que la vida es incierta y nada está garantizado. En este caso, creo que ciertos factores confluyeron para que este proyecto tomase forma. Lo crucial fue haber encontrado personas que demostraron interés en este ofrecimiento y se inscribieron al programa. Mi primer curso empezó en febrero de 2014 y estuvo conformado por un grupo pequeño. Considerando que estaba dando mis primeros pasos en este rol, fui afortunado de contar con participantes amables, comprensivos y pacientes. En esos primeros encuentros, recuerdo haber sentido mucha ansiedad y nerviosismo. Por suerte, pude encontrar la manera de completar los temas y ejercicios que debía desarrollar en esas sesiones. En fin, experimenté las vicisitudes normales de alguien novicio en su trabajo. Para mí, es un milagro que este mismo curso al que llamamos "Programa de Reducción de Estrés basado en Mindfulness" se haya mantenido por 10 años, con los desafíos y altibajos que supone emprender algo. Es por eso que siento una inmensa gratitud, porque esto no fue un esfuerzo en solitario a pesar de que me suelo considerar un trabajador independiente. Fue posible gracias al apoyo de muchas personas, desde cada participante que confió en este espacio hasta las personas que me brindaron la oportunidad de promocionar este trabajo o recomendaron el curso a otros. El apoyo de mi familia fue fundamental, en especial el de mi esposa y mi mamá, quienes fueron y siguen siendo un soporte muy valioso e importante a lo largo de estos años. Me siento muy afortunado de poder continuar con esta labor y experimento una gran satisfacción al ser testigo de la transformación que la práctica del Mindfulness nos proporciona día a día, momento a momento.
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