Todos los seres humanos en este planeta, tarde o temprano, pasamos por situaciones difíciles. Esta es una realidad que forma parte de la vida a pesar de nuestro miedo o aversión hacia ellas. Muchas veces esos momentos complicados nos toman desprevenidos, ya que aparecen sin aviso, cuando no nos encontramos preparados para enfrentarlos y es ahí cuando surge el sufrimiento porque nuestra capacidad de afrontamiento no puede manejar lo que nos toca atravesar y sentimos que la experiencia nos sobrepasa.
Una de las maneras que he descubierto en mi vida personal y a través de mi trabajo compartiendo el Mindfulness con otras personas es que en los momentos duros de la vida podemos intentar cultivar la autocompasión, siendo sensibles ante nuestro propio dolor y desarrollando la intención de brindarnos alivio, tratando de contenernos y calmarnos como lo haríamos con un ser querido en un momento difícil. Para ello, podemos desarrollar la capacidad de un diálogo interno con más benevolencia y con gestos de afecto dirigidos a uno mismo, como llevar la mano al corazón o darse un tierno abrazo. La hermosa reflexión que se menciona más arriba y que pertenece a Kristin Neff, psicóloga pionera en el estudio de la autocompasión, nos invita a tratarnos de una manera más tolerante y bondadosa con nosotros mismos cuando estamos transitando una situación que nos causa sufrimiento. Luego de muchos años de maltratarme con palabras y acciones hirientes cuando las cosas no salían del modo que deseaba, he decidido cambiar y cultivar esta manera radicalmente diferente de enfrentarme a las dificultades de la vida, repitiendo en silencio y con un tono de voz afable las siguientes frases: Este es un momento difícil Las dificultades forman parte de la vida Muchas personas también están pasando por esto... No estoy solo Deseo tratarme con amabilidad... Deseo brindarme la compasión que necesito
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